lunes, 4 de octubre de 2010

Alcorcón

Cartas:
YO, ilustre redentor de hombres manuscribo para hacer causa de nuestro paso por las tierras de alcornocales. Se nos prohíbe atestar cualquier indicio de creencia y nos mantenemos agrupados, pero sabiendo que sera menguo.
En mis ocios, manufacturo pucheros, cosa que me permite atender mi metódica.
El resto, labro sin descanso, de Sol a Sol. Así es, que puedo alimentar a todo regional.
Desde el balcón veo sol y calle, y pienso si alguna vez podría yo cruzar puerto y mar y ver que sucede. Antaño vi yo orillas, en mi traída desde el norte, pero era muy puero como para recordar.
Sueño con salir un día y olvidar la pena, dejar de lamentar, soñar y vivir.
Se que mi causa es importante pero desearía otra dicha.
Mi único fervor es mantenido por mi compañero y fiel mayor, San Dominguín. A él toda penuria y tristeza cuento, todo pensamiento y todo resquicio de mi ser, él lo conoce. Por él sigue viva la llama que me ayuda a continuar.
Mis dóciles hermanos intentan paliar mi pena, recreando, pero no es suficiente para mi alivio.
Conjugo todo, benévolo, antes de desistir.
Dos atestiguos permanecen en esta habitación, deseo mío que cualguno halle cosa  y sepa de nuestro paso.


.
Dam retis

1 comentario:

  1. La expresión "dam retis" viene a ser como de alguien desconocido, alguien que no quería dar su nombre por miedo, alguien anónimo. Gracias!

    ResponderEliminar