martes, 28 de junio de 2011

Espinas

Voy a contaros un relato, de una manera más cercana...
Hoy, tras pasar uno de los días más maravillosos que recuerdo en años, me ha sucedido algo, que como siempre aprovecho para sacarle una lectura en mi provecho.
La tarde pasó como tantas otras, pero algo había cambiado, algo había cambiado en mí y ya lo venía notando con el tiempo, lentamente, despacio, pero nunca antes del debido momento.
Mis ojos veían el resplandor de los suyos, pero ahora el brillo podía llegar a mí, de una forma clara, sin recordar las sombras que me venían persiguiendo.
Como siempre, él quiso sorprenderme llevándome a un lugar que no conocía, su cara era de plena felicidad por darme la sorpresa, cosa en la que es experto! Yo por mi parte, lleno de alegría por ver una vez más, como en él, cada día era una sorpresa, cada día era un momento que compartir y cada instante una excusa para unir nuestras almas.
La tarde sucedió entre risas y momentos de ternura, de gracias, de bromas, de humor, y sobre todo de amor.
Amor no como el que acostumbráis a ver en las películas, os lo prometo, sino algo mucho mejor, algo diferente, algo mío y suyo, algo nuestro. 
Bueno, no quiero ser pesado porque vosotros día tras día tendréis experiencias parecidas dignas de ser vividas para entenderlas  y mucho menos escribir mi diario vía internet, pero si iré al grano. Mientras me iba.. haciendo la última bobería, me pinché el dedo con una astilla. Dolió! Ese trozo de madera, como dolía. Yo me quejaba pues no podía volver a colocar la mano para hacer las boberías que acostumbraba, si quería hacer una voltereta, ay! no podía, me volvía a doler, si quería apoyarme para saltar puff que daño! y si cuando me había olvidado por momentos que tenía esa herida, le sujetaba para abrazarle y sacarme una foto y ahí estaba nuevamente el dolor, manifestándose pues aún la espina seguía clavada.
Él me decía Cris!! Por dios es sólo una astilla! No te van a operar! ¿Vamos al médico?
Pero lo había dicho tantas veces para que no me preocupara...
Sólo uno es capaz de saber cúal es su dolor, cúando y cómo le duele y hasta cúanto puede llegar a doler algo que a la vista de los demás, parece fácil.
Al llegar a casa, fui directo al cuarto de baño, usé unas pinzas pero nada, no había forma, habría que ir algo más profundo. Decidí entonces, coger una aguja y cuidadosamente ir adentrándome, para ver dónde se encontraba la raíz del problema. Tras hacer un pequeño corte pude sacarla y... viva ya no dolía!!!
Al rato, estaba sentado cenando y ni me acordaba que lo tenía, pero sí que me acordaba cuando ahí estaba clavada aunque quisiera olvidarme de ella.
Conclusión, a veces las espinas que tenemos clavadas en lo más fondo de nuestro alma impiden que seamos felices, que disfrutemos de lo que nos rodea que seamos nosotros mismos. Cuando de esto se trate, tomaros el tiempo necesario, pues vuestra curación no llegará nunca antes de tiempo, no con remedios mágicos, no con excusas que sólo sirven para distraeros, no perdiéndoos, no olvidando, sólo aceptando. Aceptad vuestra parte en la película comprended, que aquel quizás no sea quién sois en estos momentos, sabed que quizás el vosotros de hoy hubiese actuado distinto, pero no sería entonces el que es, gracias a esas pruebas.
Superaos cada día por lograr ser mejores personas, por lograr ser más felices, porque por consiguiente, haréis más felices a quienes os rodean. Amad a todo y a todos pero sobre todos amaos a vosotros mismos.

















viernes, 17 de junio de 2011

Regalo para Mamá

Dentro de esta caja hay guardado un tesoro, una botella con sal mágica. Ella, encierra dentro de sí, toda la magia, toda la felicidad y toda la perfección de las cosas.
Mírala! ¿Ves que hermosa es?
Su sal reposa dentro del bote guardando lo valioso, protegiéndolo del exterior para que no se esfume.
Así haces tú con tu vida, constantemente intentas retener, proteger, protegerte a tí misma y a todos a quienes amas del exterior.
Lamentablemente, esa capa no te permite ver las demás botellas que encierran los otros en sus corazones.
Te invito a que cuando realmente te sientas preparada para abrir la botella y tirar el contenido afuera, sea entonces cuando te hayas liberado de todas las barreras que te has impuesto tú misma.
No importa el tiempo que tardes, puedes ir vaciándolo poco a poco, a medida que te sientas más liberada, más en armonía y más dispuesta a compartir con todos lo mejor que tienes de tí misma, TU AMOR.
Yo, mientras tanto, seguiré a tu lado para poder contemplarlo y disfrutar de tí eternamente.
Un abrazo Mamá, TE QUIERO!
Feliz Cumpleaños