domingo, 10 de abril de 2011

¿Y cómo bailarán nuestros hijos?

Un paso hacia la verdad...
El hombre, no ha hecho más que preguntarse que falla en su vida para poder ser feliz. Ha procurado obtener todo lo que ha necesitado para suplentar esas carencias. Desde que nace, busca la comida, busca seguridad, busca comodidad; pero nunca encuentra.
Eh ahí el gran problema de la división, pues uno tiene que saber aceptar lo de afuera hacia adentro.
No vivaís como ajenos a los problemas que os rodean, si véis que el mundo se destruye pensad; no dejéis el mundo en manos de unos cargos diseñados por el hombre, porque será como dejar vuestras vidas en manos de otro.
Vivid la conciencia plena de que todo es todo, y tú como parte del todo eres capaz de cambiar el resto, pero no haciendo manifestaciones, no buscando el cielo, no intentado nada, solo mirando en tu interior.
Parece tarea fácil, pero no lo es. Y diréis, si, si todo fuera tan fácil ya lo habríamos hecho y todos estaríamos felices y contentos; pero ¿acaso lo habéis intentado? Si os resulta tan fácil, que no lo es, hacedlo, y comprobad entonces qué ocurre.
Cuando uno cambia desde adentro, todo lo que le rodea cambia.
El futuro, el avance, no es más que la constante búsqueda de la verdad. Procedemos de la luz, y vamos hacia ella.
El hombre cuando yace, entonces piensa en su descendencia, sabe que esto es la continuación.
De nosotros depende como sea el futuro.
Me explico; ahora cuando los padres ven que sus hijos, están descontrolados, que no piensan qué hacer en el futuro, que están perdidos, piensan...
Piensan que es culpa de la sociedad, que todo estaba mejor antes, cuando se imponía.
No! Vuestros hijos, son sólo el reflejo de vuestros ojos, miradles. Sus dudas y sus temores son sólo los vuestros. Vosotros habéis dejado de creer, habéis sentido desconfianza, habéis sentido miedo, habéis sentido abusos, y al mismo tiempo os habéis sentido solos, ahora al ver que nadie rige vuestras vidas y os imponen también os sentiís solos, difícil es caminar sin tachas.


Ellos, de vosotros nacen, y vuestra alma llevan. Esa era la alegoría que Dios quiso transmitir hace años, y nadie entendió. "Y llegará el hijo de Dios al mundo y clamará su palabra."
Y llegásteis vosotros clamando la de vuestros padres, que fueron quien os enseñaron a hablar. Y así sucesivamente. Con cada nacimiento, se expone la prueba. Para pasarla debéis romper con el pasado, con vuestro pasado antangónico, ayudándoles al mismo tiempo que os ayudáis, es amor.
Demostraos a vosotros mismos que podéis olvidar, perdonar, y sobre todo, que podéis vivir en un mundo seguro sin regimientos. Sustraed y ayudad. Entonces vuestros hijos fruto del amor y la conciencia plena, seguirán seguros por el camino y ellos llevarán también a su descendencia palabras de amor.
Si habéis entendido el fruto de la descendencia, que no es otro que el vuestro, entended también que lo mismo ocurrirá con el mundo que os rodea. Desarrollaos seguros y concientes veréis el fruto cosechado, en los alrededores, en los ojos descendientes y en el cielo.

sábado, 9 de abril de 2011

Difícil decisión

Johanna era una niña de once años, le gustaba leer, ir al parque y dar paseos por las tardes en la playa. Era la una y media y las clases ya habían acabado, se disponía a volver a casa cuando de pronto, se tropieza con algo que le hizo caer.
La niña, sorprendida, vio que aquello que le había hecho caer era un objeto, algo parecido a un talismán. Entonces, comienza a tocarlo y lo agita. Al mover el objeto, una serie de luces empiezan a destellar, su brillo era tan inmenso que podía verse a lo lejos. Acto seguido, desaparece.
!Ay!, ¿Qué hora es?- la chica pensó que estaba en su casa; pero cuando volvió a cerrar y a abrir los ojos por segunda vez, vio que se encontraba en medio de unas rocas, todo estaba oscuro y aquello que creía que era sólo la cálida noche que la mantenía caliente y segura en su cuarto, ahora era otro tipo de oscuridad, una oscuridad fría, húmeda y silenciosa.
 El silencio que envolvía el ambiente, no era un silencio en paz, era un silencio como anteriormente pactado, pactado por unas vidas que sabían de su única misión, vivir y morir con él.
 La niña comenzó su andar, y vio que ya no llevaba sus bonitos zapatos negros, típicos de la vestimenta de su colegio, vio que ahora estaba descalza, vio que el tacto de su pie con el suelo, era áspero, áspero como la nueva vida que ahora poseía.


Siguió avanzando por el oscuro pasillo que le conducía hacía una cavidad mayor, hacía más frío a medida que descendía, llegó pues, a un llano en dónde se encontraban otros niños como ella. Caminó lentamente hacia ellos y comprobó que estaban sucios, mal alimentados, y muchos no habían alcanzado siquiera su edad. Sus rostros reflejaban tristeza, pero a la vez esperanza. Sus ojos clamaban como luces en medio de la oscuridad por un futuro distinto, por un futuro donde pudiesen jugar y reír, y sobre todo acabar con aquel silencio ensordecedor.


De pronto, la niña oyó algo que parecía sonar como una avalancha, muchas  rocas comenzaron a caer del techo, todos gritaban, ella se echó manos a la cabeza y se agachó.
Al abrir los ojos, comprobó que realmente se encontraba en su cama y se sintió segura otra vez, vio que tenía una vida por delante que disfrutar, unas risas que compartir con los demás y entonces agradeció, agradeció mil y una vez todo lo que ella poseía en su vida y corrió a abrazar a sus padres.
Mientras les abraza, sus padres le preguntan, el por qué de ese amor, a esas horas de la mañana y ella responde:
- Porque me he dado cuenta de todo lo que tengo. Al mismo tiempo, ella pensaba en su interior. ¿Habrá sido un sueño?

martes, 5 de abril de 2011