martes, 16 de agosto de 2011

Inclusión

Ea pues el día de la disipa, por no saber por bandas llegar. Estuviste cerca, más el inicio de la discordia centró y borró el nuevo adviento. Cuando no soportamos más lamento, quejas sin fundamento, apareció pues un ser real, no suceso, no casualidad, si causa. Desdichas traídas llegaron a oídos de Reyes y éstos enviáronles señal. Como el bruto puede acayarse de mentes que no se aquietan, como puede con un elefante.
Fin de la discordia, fin de mentes, llegada de almas, instante de paz y de amor; entonces razonamiento llevó al deslucimiento.
Debéis entender que el cielo y la tierra distintos son pero juntos están. Que como es aquí es allá. Que no existe verdad o limitación que no entienda de inclusión. Que sincerando almas os amáis, más que miles de retazos vale.
Sabe de miedos, o conjeturas hechas, pero necesarios momentos de soledad para llegar hasta tí. Barrera que se postró a los 23 años. Pudo borrar el lamento más no soportó la verdad. No déis nombre a lo que no comprendéis, pues el amor es uno.
En el cielo y en la tierra él te protege, fue su elección, decisión que exige de redención, pues el ocaso aún recuerda los duros tronares y embaucos que sucedieron sobre tu alma. Eximiéndoos recordaréis de dónde procedéis más de dónde veníis. 
Recordad todo se paga, es inicio vuelta y fin para volver a empezar, es una canción. Sí cogéis la melodía ascendéis, sino trabáis hasta que volvéis a recordar el salto.
Suelto el cese.






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