viernes, 6 de mayo de 2011

Antagonía de una vida.

Si el ver, se tornase acierto, no existiría, yo, dentro del miedo.
Ando, camino sin ojos, pues prefiero no mirar.
 A alturas del cielo, bajo despeño, tímidamente acecho, pero no quiero.
El fugaz sentido, me dijo que no, pero lo había dicho tantas veces...
que más supuse traición,
abadía de la vida, soltando rebeldía y lujuría, rendidas ya, a los pies del amor.
El beso de cuerpo y cuerpo, minó, y mi ansia floreció, ansia no de angustia, sino de deseo.
Porque deseo que tu velo y mi velo, se unan, para formar olvido.
Olvido de mí y de tí, pues quién somos, es era y no antaño.

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